domingo, 30 de octubre de 2011

Elección incondicional

La confesión de Westminster dice en el Capítulo III: “A aquellos que Dios ha predestinado para vida desde antes que fuesen puestos los fundamentos del mundo, conforme a su eterno e inmutable propósito y al consejo y beneplácito secreto de su propia voluntad, los ha escogido en Cristo para la gloria eterna. Dios los ha predestinado por su libre gracia y puro amor, sin previsión de su fe o buenas obras, de su perseverancia en ellas o de cualquiera otra cosa en la criatura como condiciones o causas que le muevan a predestinarlos...”.
 
La elección consiste en un acto soberano de selección mediante el cual Dios toma a un individuo o grupo de personas conforme a sus propios designios para darles su amor por medio de la Vida en Cristo. Este acto nace del exclusivo deseo de Dios. 

La doctrina bíblica de la elección debe ser estudiada en conformidad con la Soberanía de Dios y el estado pecaminoso del hombre en ofensa a Dios. Dios es el Altísimo, el Señor del cielo y de la tierra... Él es absolutamente independiente; ni está sujeto a nadie. Dios obra siempre y únicamente como gusta (“Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere”. ISA46:10) . El hombre después de su desobediencia, ha perdido la imagen de Dios, es un rebelde contra la ley, es culpable, sucio y digno de la condenación eterna. Así Dios en Su soberana voluntad trata a algunos hombres como realmente se lo merecen, endureciéndolos (ROM9:18) y destruyéndolos (ROM9:21,22). Pero escoge a otros para ser Sus Hijos predilectos, su pueblo amado, los cuales reciben las riquezas de Su gloria (ROM9:23). No podemos afirmar que esto es de alguna manera injusto para el hombre (ISA45:9), pues Dios es soberano y Su voluntad es suprema. Él es independiente en poder y está lejos de estar bajo ninguna ley, Él es ley en sí mismo, por lo tanto, cualquier cosa que decida o haga es JUSTA. Nosotros estamos bajo ley, sujetos a actos y pensamientos que se categorizan como justo o injusto. Dios no debe la misericordia a nadie y tiene el derecho de obrar conforme a Su voluntad con sus criaturas rebeldes. Por lo tanto, la maravilla está, no en que prive de su misericordia a algunos, sino que manifieste Su gracia y amor por medio de la Salvación a hombres pecadores.

Así como la elección es soberana. Es también un acto de favor inmerecido. Es decir, es por gracia. La gracia de Dios es amor libremente manifestado hacia pecadores culpables, a pesar de lo que merecían o mejor dicho, a despecho de su falta de mérito. Es Dios manifestando su bondad hacia personas que sólo merecen severidad . De manera que el resultado de la elección es una mayor manifestación de la generosidad de la gracia.

La elección es soberana, gratuita y eterna. El Apóstol Pablo nos dice que Dios nos eligió “antes de la fundación del mundo” (EFE1:4). Y esta elección fue un acto de presciencia de Dios, mediante el cual resolvía salvar a aquellos a quienes conoció de antemano (ROM8:29) . La elección personal para la salvación se diferencia del llamado, en el cual el Apóstol Pablo, hace una distinción interpretando que el llamado es la etapa temporal de la ejecución de un propósito eterno de amor (ROM8:30) . Por lo tanto, al considerar la elección como eterna, decimos que es inmutable y que ninguna cosa puede suceder en el tiempo que varíe el propósito de Dios de salvar a Sus hijos.

Por último, además de soberana, gratuita y eterna, la elección se realiza en Cristo (“...según nos escogió en Cristo...”. EFE1:4). La meta de la elección es que aquellos a quien Dios escogió sean salvos en Cristo y participen de Su gloria. Somos elegidos para santidad y esto nos impulsa a un mayor empeño ético, y el conocimiento de la propia elección debe llevarnos a ser agradecidos a Dios por Su gran amor.

En el mismo capítulo 3 de la Confesión de Westminster dice: “la doctrina de este alto misterio de la predestinación debe tratarse con especial prudencia y cuidado, para que los hombres..., puedan por la certeza de su llamamiento eficaz estar seguros de su elección eterna. De esta manera esta doctrina proporcionará motivos de alabanza, reverencia y admiración a Dios; y humildad, diligencia y abundante consuelo a todos los que sinceramente obedecen al evangelio”. Consideramos así, que el objeto final de la elección es que Dios sea alabado (EFE1:6,12,14) y comprender el acto de elección debe motivar al pecador redimido a la adoración a Dios (EFE1:3).

Fuente: Cinco temas para comprender nuestra fe. Los cinco puntos del calvinismo. Caleb Fernández Pérez. 
¿Te interesa saber más sobre este tema? Acompáñanos todos los jueves a las 7:00 pm en el estudio bíblico, en la Iglesia Nacional Presbiteriana La Nueva Jerusalén.


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